Implantado en un lote de 5200 m² camino al Lolog, el Complejo Parque Rosales se apoya con precisión sobre la ladera que desciende hacia la Laguna Rosales, en plena cordillera patagónica. Un conjunto de 14 unidades funcionales distribuidas en hilera se inserta entre árboles nativos y vegetación densa, dejando que la naturaleza defina el ritmo y la forma del asentamiento.

El proyecto parte de una premisa clara: intervenir sin alterar, construir sin domesticar. Cada unidad se despega del suelo, apoyada sobre basamentos puntuales, permitiendo que la pendiente fluya por debajo y que el agua siga su curso natural. Esta estrategia no solo minimiza el impacto ambiental, sino que favorece una lectura más liviana del conjunto sobre el terreno. Los volúmenes, compactos y oscuros, dialogan con los tonos del bosque, mientras los muros de piedra y las carpinterías profundas otorgan espesor, abrigo y profundidad visual. El lenguaje proyectual alterna llenos y vacíos, transparencias y opacidades, permitiendo vistas controladas hacia la montaña, la calle o el bosque cercano, pero siempre desde una sensación de refugio. Cada unidad contempla una lógica de uso contemporáneo, con espacios interiores eficientes, expansión protegida y relación directa con el paisaje inmediato. El conjunto se ordena a través de un único camino interno que vincula las viviendas y las áreas verdes compartidas, generando una secuencia de aperturas y cierres que transforma lo repetitivo en un recorrido amable y variado. La arquitectura aquí no busca imponerse, sino integrarse. Parque Rosales es un ejercicio de sobriedad, respeto por el entorno y entendimiento del habitar en clave natural.